La
motivación se refiere al impulso y esfuerzo por satisfacer un deseo
o meta. La satisfacción se refiere en cambio al gusto que se
experimenta una vez que se ha cumplido un deseo. En otras palabras,
la motivación implica un impulso hacia un resultado, mientras que la
satisfacción es el resultado ya experimentado.
Así,
desde un punto de vista administrativo, una persona podría disfrutar
de una alta satisfacción en su trabajo, pero contar al mismo tiempo
con un bajo nivel de motivación para la realización de su trabajo o
viceversa. Comprensiblemente, cabe la posibilidad de que personas
altamente motivada pero con escasa
satisfacción
laboral
busquen
otro empleo. Del mismo modo, las personas que consideran
satisfactorio el puesto que ocupan pero a las que se les paga
sustancialmente menos de lo que desean o creen merecer probablemente
prefieran buscar un nuevo empleo.
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